Tras robo millonario, el Louvre mueve sus joyas al Banco de Francia bajo fuerte vigilancia

La tensión sigue en el corazón de París. Tras el espectacular robo ocurrido el 19 de octubre, en el que un grupo de ladrones se llevó ocho joyas valoradas en más de 102 millones de dólares, el Museo del Louvre decidió trasladar parte de sus piezas más valiosas al Banco de Francia, a solo 500 metros de distancia.

El traslado se realizó el pasado viernes bajo un fuerte operativo de seguridad encabezado por la policía secreta francesa, luego de que el robo revelara serias fallas en el sistema de resguardo del museo más visitado del mundo. Las joyas pertenecían a la Galería Apollo, donde se exhiben las joyas de la corona francesa, consideradas patrimonio cultural e histórico de incalculable valor.

El Banco de Francia, que guarda las reservas de oro del país a 27 metros bajo tierra, se convirtió temporalmente en el nuevo refugio de estas piezas. Aunque ni el museo ni el banco han dado declaraciones oficiales, medios locales confirmaron que la decisión fue tomada como medida de emergencia para evitar otro incidente.

El asalto ha causado indignación nacional y un fuerte debate sobre la seguridad de los museos franceses. Los ladrones, que irrumpieron al mediodía con una grúa para romper una ventana del piso superior, aprovecharon el horario de apertura al público. En cuestión de minutos, sustrajeron las piezas y escaparon en motocicletas, sin que el personal pudiera detenerlos.

Expertos en arte y autoridades investigan cómo fue posible una operación tan precisa en un espacio con vigilancia permanente. El Ministerio de Cultura francés ordenó una revisión inmediata de los protocolos de seguridad, mientras que la Interpol colabora para rastrear las joyas robadas, que podrían intentar venderse en el mercado negro internacional.

La noticia no solo ha estremecido a Francia, sino también al mundo del arte, recordando casos emblemáticos como el robo de la Mona Lisa en 1911, también en el Louvre. Esta vez, sin embargo, el golpe deja al descubierto una nueva vulnerabilidad en una de las instituciones culturales más emblemáticas del planeta.

Mientras tanto, París sigue en alerta, con el Louvre reforzando su seguridad y los amantes del arte lamentando que, una vez más, la historia y la codicia se crucen en el mismo lugar.

 

 

 

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