Más allá del mal humor o el desgano típico de los lunes, una nueva investigación sugiere que este día puede tener efectos fisiológicos profundos y duraderos en nuestra salud. El estudio, publicado en el Journal of Affective Disorders, es el primero en identificar al lunes como un factor biológico de estrés capaz de persistir durante semanas, afectando tanto a personas activas laboralmente como a jubilados.
El análisis se basó en datos del Estudio Longitudinal Inglés sobre el Envejecimiento (ELSA), que incluyó a más de 3,500 adultos mayores. Los participantes que reportaron ansiedad los lunes mostraron niveles de cortisol —la principal hormona del estrés— 23 % más altos en muestras de cabello tomadas dos meses después, en comparación con quienes se sentían ansiosos en otros días.
No es solo psicológico: los lunes alteran el cuerpo
El estudio apunta a un vínculo entre el lunes y el sistema de respuesta al estrés del cuerpo, particularmente el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal (HPA), responsable de regular el cortisol. La activación crónica de este sistema puede tener consecuencias serias: mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, resistencia a la insulina y deterioro inmunológico.
Según la investigadora Tarani Chandola, socióloga médica de la Universidad de Hong Kong, los lunes operan como un «amplificador del estrés cultural». Su impacto no se limita a quienes están empleados, lo que sugiere que el estrés del lunes es más social que laboral, profundamente arraigado en los ritmos estructurados de la semana.
“Incluso después de jubilarse, las personas mantienen una respuesta biológica condicionada al inicio de semana”, explicó Chandola.
El efecto lunes va más allá de la ansiedad cotidiana
Uno de los hallazgos más reveladores fue que solo el 25 % del efecto lunes se explica por niveles más altos de ansiedad ese día. El 75 % restante se debe a que la ansiedad del lunes tiene un impacto físico desproporcionado, comparado con la misma emoción en cualquier otro día.
Con el tiempo, esta respuesta condicionada podría explicar por qué los lunes se han asociado en múltiples estudios con mayores tasas de infartos, hospitalizaciones y bajo bienestar general. Por ejemplo, se ha documentado un 19 % de aumento en ataques cardíacos los lunes en comparación con otros días.
Una estructura semanal que podría repensarse
Este nuevo estudio da un paso más allá al ofrecer una posible base biológica para una realidad que muchas personas sienten, pero que hasta ahora no había sido del todo explicada por la ciencia: los lunes no solo son pesados emocionalmente, también impactan físicamente y pueden dejar una huella de estrés que dura semanas.
Los investigadores sugieren que comprender cómo los ritmos sociales afectan al cuerpo podría abrir nuevas vías para prevenir enfermedades relacionadas con el estrés. También refuerzan la importancia de políticas públicas y rutinas laborales que reconozcan la salud mental y fisiológica como elementos clave del bienestar.