El riesgo oculto de usar cannabis para la ansiedad o la depresión

El consumo de cannabis se ha normalizado en muchos países, tanto por razones recreativas como por el auge de su uso medicinal. Sin embargo, un nuevo estudio publicado en la revista BMJ Mental Health advierte que la razón por la cual una persona comienza a consumirlo puede marcar una gran diferencia en su salud mental a largo plazo.

La investigación, liderada por el Dr. Edoardo Spinazzola, del King’s College de Londres, analizó a casi 3,400 adultos británicos y su consumo semanal de delta-9-tetrahidrocannabinol (THC), el principal compuesto psicoactivo de la marihuana. En promedio, los encuestados consumían 206 unidades de THC por semana, equivalente a entre 10 y 17 cigarrillos de cannabis. No obstante, aquellos que recurrían a la sustancia para controlar síntomas de ansiedad o depresión presentaban cifras más altas —hasta 248 y 255 unidades, respectivamente— y reportaban con mayor frecuencia episodios de paranoia grave.

Los investigadores subrayan que estas paranoias eran más comunes en quienes usaban el cannabis como forma de automedicación, en contraste con quienes lo hacían por curiosidad o razones sociales. “La razón por la que una persona se inicia en el consumo de cannabis puede afectar drásticamente a su salud a largo plazo”, advirtió Spinazzola.

El vínculo entre cannabis, trauma y salud mental no es nuevo. Otro estudio con los mismos datos reveló que las personas que habían sufrido abusos físicos o emocionales en la infancia tenían más probabilidades de desarrollar paranoia en la adultez, y que el consumo de cannabis intensificaba ese riesgo. La psiquiatra Giulia Trotta, también del King’s College, destacó que “existe una clara relación entre el trauma y la paranoia futura” y que la marihuana puede exacerbar sus efectos dependiendo del tipo de experiencia traumática.

Además, hallazgos recientes en Estados Unidos apuntan a que los productos de cannabis con alta potencia, como comestibles o concentrados para vapear, incrementan el riesgo de psicosis, esquizofrenia y adicción.

Ante este panorama, los especialistas sugieren que los médicos pregunten a sus pacientes por qué comenzaron a consumir cannabis, pues identificar la automedicación podría ser clave para brindar apoyo psicológico a tiempo y evitar problemas incapacitantes de salud mental. La doctora Emily Finch, presidenta de la Facultad de Adicciones del Real Colegio de Psiquiatras del Reino Unido, subraya que “la sociedad debe ser más consciente de las pruebas sustanciales sobre los daños del cannabis, y corregir la idea errónea de que no es una sustancia adictiva”.

Los resultados invitan a reflexionar sobre la percepción social del cannabis y la necesidad de acompañar a quienes lo usan por motivos emocionales, ya que el riesgo de paranoia severa y otros trastornos mentales podría estar mucho más cerca de lo que se cree.

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