Borrador Alerta roja: el auge del vapeo y la nicotina entre los jóvenes preocupa a expertos

El consumo de nicotina entre adolescentes en Estados Unidos se ha convertido en una alarma de salud pública. A pesar de los esfuerzos regulatorios y de las prohibiciones vigentes, la facilidad de acceso, la publicidad dirigida y la gran variedad de presentaciones con sabores hacen que miles de jóvenes entren en contacto con estos productos a edades cada vez más tempranas. Los datos más recientes de 2024 confirman la magnitud del problema: el 8.1 % de los estudiantes de secundaria y preparatoria consumen actualmente algún producto de tabaco o nicotina, siendo los de preparatoria quienes registran la mayor proporción, con casi uno de cada diez jóvenes en uso regular.

Los cigarrillos electrónicos se mantienen como los productos más comunes: el 7.8 % de los alumnos de preparatoria y el 3.5 % de los de secundaria reportan su consumo. La gran mayoría prefiere las versiones con sabores frutales o dulces, pese a que su comercialización está prohibida desde hace varios años en el país. Sin embargo, las restricciones han resultado poco efectivas, ya que estos productos se consiguen con facilidad tanto en línea como en tiendas minoristas, lo que evidencia la falta de control en la aplicación de la ley que desde 2019 establece la edad mínima de 21 años para la compra de tabaco.

A este panorama se suma un fenómeno más reciente: las bolsitas de nicotina, también conocidas como snus o pouches, que se colocan en la boca y liberan altas dosis de nicotina. Su popularidad entre los jóvenes creció de manera acelerada en apenas un año, duplicando el número de consumidores entre 2023 y 2024. Cerca de una cuarta parte de los adolescentes que las prueban terminan usándolas con regularidad, y al igual que los cigarrillos electrónicos, predominan las versiones con sabores.

El impacto de la nicotina en el organismo adolescente es profundo. Su consumo interfiere en el desarrollo cerebral, afectando funciones clave como la atención, la memoria, la toma de decisiones y el control de impulsos. La evidencia científica demuestra que los jóvenes desarrollan dependencia más rápido que los adultos, especialmente si comienzan a una edad temprana. No es casualidad que casi el 90 % de los fumadores adultos iniciaron su adicción antes de cumplir los 18 años.

Otro factor que agrava el riesgo es el consumo múltiple. Muchos adolescentes no se limitan a un solo producto, sino que combinan cigarrillos electrónicos, bolsitas de nicotina y otros derivados, lo que se conoce como “doble uso” o “policonsumo”. Actualmente, un 3.7 % de los estudiantes de secundaria reportan este tipo de prácticas, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar una adicción rápida y difícil de revertir.

Las razones detrás de esta tendencia no son únicamente biológicas. Factores psicosociales como el estrés, la depresión, la baja autoestima o los antecedentes familiares de consumo influyen en la vulnerabilidad de los jóvenes. A ello se suma la fuerte presión del mercado: la publicidad agresiva, los precios accesibles y la influencia de redes sociales desempeñan un papel decisivo. Un ejemplo claro son los llamados “Zynfluencers”, creadores de contenido que promocionan marcas como Zyn, especializada en bolsitas de nicotina, y que han logrado posicionar estos productos como una opción “moderna” y “menos dañina”, pese a sus riesgos comprobados.

Ante este panorama, especialistas advierten que el consumo de nicotina en la adolescencia no debe ser minimizado. Se trata de una adicción que compromete la salud a largo plazo y que puede marcar de manera irreversible el futuro de quienes hoy apenas comienzan a experimentar con estos productos.

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